Esto es América
Por Sergio Sinay
“Esto es América y aquí se juega así”. Esta fue la respuesta
que recibió Lionel Messi cuando se quejó al árbitro mexicano Roberto García
Orozco por las patadas, codazos, zancadillas, agarrones y demás recursos y
avivadas “folclóricas” conque los jugadores colombianos intentaban detener a
los argentinos en el partido que los enfrentó la semana pasada en la Copa
América. Le faltó agregar al referí lo que es una antigua verdad: se juega como
se vive. En territorios donde la transgresión es la norma, en donde la justicia
se usa como medio para fines del poder de turno, en donde la corrupción chorrea
y mancha desde arriba hacia abajo y hacia los costados, en donde el ventajismo se
aprende desde la niñez, en donde el machismo más oscuro y cobarde (aunque el
machismo es siempre oscuro y cobarde) se festeja, se alienta y se manifiesta en
las canchas, en la política, en la publicidad, en el discurso cotidiano, una
patada artera, un codazo criminal, una simulación, una agresión en banda, un
soborno, una trampa cualquiera, un poco de gas pimienta o un dedo en el ano del
rival no deberían provocar la queja de nadie, a menos que quien se queje por
estas fruslerías acepte ser llamado “maricón” y sea desterrado como americano.
Esto es América y aquí se juega así. Un auténtico filósofo
el señor García Orozco. Esto es América. Aquí tenemos a la Argentina de la
década perdida y robada, estragada por la corrupción, con la Justicia primero
vaciada y después avasallada. A Brasil con su mega corrupción que ya involucra sin
disimulo a sus gobernantes populistas de disfraz progresista. A Venezuela, una
ex república depredada por un autoritarismo sanguinario y demencial. A Ecuador,
perdiendo una a una sus libertades a manos de un sofista, negador del Holocausto,
y manipulador de ideas y leyes. A Bolivia, con su propio populista creador de
leyes propias en nombre de confusas identidades culturales. A Colombia y su
largo derrotero de sangre y dolor, construido en estrecha colaboración por
narcos y guerrilla creando enormes territorios sin ley. A Chile, donde otra
presidenta progresista se suma al fanatismo nacionalista que le propone oportunamente
el fútbol y posterga principios (ahí está su foto abrazada al peligroso e irresponsable
Arturo Vidal, y vestida con la camiseta de la selección) para recuperar puntos
perdidos en las encuestas.
Esto es América, y así se puede subir por el mapa, transitar
los pozos de corrupción y violencia de América Central y llegar hasta el propio
querido y doliente México del señor García Orozco, en donde monstruosas
maquinarias de corrupción e inacción entregaron, gobierno tras gobierno, el
país a los narcos. Esto es América, donde ayer nomás hubo un Fujimori, un Pinochet,
un plan Condor, una Argentina con miles de desaparecidos cuyas memorias hoy se
manipulan con impunidad desde el poder.
Los que conocieron otras experiencias, los que se
acostumbraron a jugar dentro del reglamento, a ganar por ser mejores, a creer
que en la cancha hay quien imparte justicia (aunque, cosa humana, pueda
equivocarse y llegar a ser injusto), quienes se acostumbraron a no esperar una
agresión por la espalda y a saber que, si viene, será sancionada, quienes se
llamen Messi, Agüero, Zabaleta, Mascherano, Higuain, Tevez, Di María, Pastore o
Martino y pretendan que el fútbol sea un juego, que se gane por talento, por
ideas, por coraje del corazón (y no por una simple cuestión de genitales),
quienes no estén dispuestos a jugar sin reglas, ni sanciones, quienes no crean
que macho es el que pega primero, a traición y con protección, que se vuelvan a
sus espacios protegidos, a sus continentes ingenuos y feminoides, a sus canchas
pensadas para futbolistas y espectadores blandengues.
Esto es América, aquí se
juega a lo macho, se arbitra a lo mafioso y las hinchadas, como las sociedades,
alientan ese estilo, ese “sea como sea”, o miran para otro lado. Esto es
América, desde aquí Grondona sostuvo y aleccionó a Blatter (que, curiosamente,
sin “don Julio” no tardó en desmoronarse, junto a una banda que incluye,
curiosamente, a una proporción significativa de americanos). Esto es América y
aquí, definitivamente, se juega como se vive.
(Nota al pie: Este texto está escrito antes de que
Argetina juegue la semifinal, e independientemente del resultado en ese partido
o, eventualmente, en la final)