lunes, 13 de julio de 2015

Un griego universal

Por Sergio Sinay

Mientras un comisario de Atenas resuelve complejos asesinatos, lectores atentos pueden ver reflejada su propia sociedad y comprender por qué el mundo anda como anda.


    El comisario Kostas Jaritos, jefe de Homicidios de la policía griega en Atenas, es un avanzado cincuentón, tiene una hija treintañera y abogada, un yerno médico y una esposa ama de casa pragmática y de rotundo sentido común. No es un hombre de grandes luces y resuelve sus casos a fuerza de mucho ensayo y error, paciencia, capacidad de escucha y habilidad para conducir a un equipo de colaboradores mediocres. Resulta difícil no sentir cariño por él y no entender sus deslices conservadores o compadecerlo en sus continuos choques con la modernidad. Si se lo sigue atentamente en sus andanzas, lo cual es fácil y entretenido, Jaritos puede ser el mejor guía para conocer en profundidad los pliegues de una sociedad hoy martirizada por las manipulaciones, la torpeza y la corrupción terminal de políticos y economistas no solo propios sino también ajenos.
Kostas Jaritos es un personaje creado por el escritor Petros Márkaris y el protagonista de una serie que hasta hoy suma nueve títulos. Los últimos tres (Con el agua al cuello, Pan, educación y libertad y Hasta aquí hemos llegado) constituyen lo que su autor llama “La trilogía de la crisis”. Los crímenes casi siempre seriales que debe resolver Jaritós (mientras lucha contra la burocracia y los manejos políticos de sus superiores y el oportunismo de los ministros de turno) nunca son meros enigmas ajedrecísticos. Con un estilo clásico, palabras justas, descripciones jugosas, fina sensibilidad y saludable sentido de la ironía, Márkaris se vale de esas investigaciones para sumergirse en la historia griega del siglo XX, en los sedimentos que aquella deja en el presente, y, por fin, en la dolorosa actualidad de hoy. El mejor enviado especial del más prestigioso medio internacional sería incapaz de explicar con mayor claridad y con mejores viñetas de la vida cotidiana lo que ocurre en Grecia. Tampoco podría dar con una galería de personajes tan vivos, tan humanos (en cuanto a complejidad y sutileza emocional y psicológica), y tan universales. Muchos de estos griegos son perfectos argentinos. Allí están nuestros vecinos y conocidos, nuestros peores adversarios, nuestros amigos, nosotros mismos. Márkaris pinta su doliente aldea y pinta el mundo.
    Al hacer esto, el escritor (también dramaturgo y guionista del gran Teo Angelópulos en películas bellas e inolvidables como La mirada de Ulises) muestra una vez más hasta qué punto la buena literatura (en este caso, como en tantos, la novela negra) informa, da cuenta y testimonio del mundo, trasciende la anécdota, cava en la profundidad de los acontecimientos de su tiempo y los enlaza con el pasado para lanzar interrogantes esenciales hacia el futuro. La buena literatura desnuda y endereza a menudo lo que otros medios tuercen y encubren. Brinda con generosidad, lucidez y emoción una información que perdura más allá del barullo inmediato y perecedero. Ilumina la mente y nutre el alma.
    La saga de Jaritos está viva y al alcance de cualquier lector (sus primeros seis títulos son Noticias de la noche, Defensa cerrada, Suicidio perfecto, El accionista mayoritario, Muerte en Estambul y Liquidación final).  Desde sus páginas se puede ver con nitidez el mundo de hoy, el ocaso de valores esenciales, la razón de las ilusiones perdidas, la obscenidad de sus injusticias e incluso la estupidez conque las sociedades se infligen a sí mismas heridas mortales y luego, sin entender ni aprender, buscan culpables ajenos o externos. A miles de kilómetros de distancia cualquier lector argentino con ojos y mente abiertos, encontrará en la obra de Márkaris pistas para su propia realidad. Siempre que no lo cieguen preconceptos y relatos fanáticos (algún ministro de Economía o alguna jefa de Estado que hablaron de Grecia en estos días no entenderían una letra de estas extraordinarias novelas).
    Márkaris es autor también de breves ensayos recopilados en La espada de Damocles. Son imperdibles. Allí habla de lo que ocurre cuando Estado y ciudadanos compiten en irresponsabilidad, en consumo y en ver quién gasta más sin hacerse cargo de las consecuencias. Habla de las consecuencias morales y culturales de las crisis y de los hondos e irreparables resentimientos que siembra la política cuando se convierte en un negocio. Sin quererlo, los escritores suelen ser profetas. Dicen lo que todos callan, aunque duela. No es casual, seguramente, que la más reciente historia de Jaritos se titule Hasta aquí hemos llegado. Quizás el título abarque al mundo contemporáneo en su totalidad.

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