Ignorancia sin memoria
Por Sergio Sinay
“Los que nos
denunciaron pertenecen a un mundo que se está despidiendo”, afirmó uno de
los encargados de aprobar la resolución 166-E/2016. Esto cuenta La Nación
respecto de las reacciones provocadas por la decisión del gobierno de usar la
base de datos de la ANSES sin aprobación de los afectados y con fines
discutibles e incontrolables para los integrantes de esa base.
La declaración de
ese funcionario (cuyo nombre inexplicablemente se omite) va más allá de la
política. Es un ejercicio de arrogancia típico de quienes creen que el mundo
empezó con ellos, que no tienen nada que agradecer a generaciones anteriores,
que nadie tendió la mesa a la que se sientan ni nadie preparó los alimentos que
ingieren. Un acto de ignorancia típico de tecno eufóricos adictos a tecnologías
menos revolucionarias y más superficiales de lo que creen (revoluciones
tecnológicas y científicas que de verdad modificaron el mundo fueron la máquina
de vapor, el tren, el teléfono, el avión, el automóvil, los antibióticos, la
penicilina, la anestesia, la imprenta, la fotografía, el cine, la rueda, el
cero, por nombrar apenas algunas de todas las que olvidan y que son, en su
totalidad, anteriores a la computadora, a Internet y a los celulares “inteligentes”,
de modo que nacieron prescindiendo de ellos).
Si no fuera por
ese mundo “que se está despidiendo” ellos no estarían aquí y sus juguetes no
funcionarían. Gracias a Thomas Alva Edison, Luigi Galvani o Nikola Tesla, entre
otros, existe, por ejemplo, la electricidad con la que funcionan los artefactos
que los entusiasman y les hacen perder la memoria, olvidar la historia y faltar
el respeto a las generaciones que los precedieron.
Quienes
pretenden inventar árboles sin raíces, nunca entenderán por qué los voltea el
primer viento fuerte. Nunca es buena la mezcla de ignorancia, soberbia y poder.
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